jueves, 14 de julio de 2011

EN TORNO AL SENTIDO

Para hablar del sentido habría que salir del dominio del sentido y utilizar un metalenguaje puramente formal, como pretenden los lógicos. Pues es un hecho  de experiencia común que el hombre vive inmerso en el sentido, rodeado por una especie de “placenta semiótica”, en la cual “respiramos, nos vemos y somos”. Es indudable que en el proceso milenario de humanización, el hombre fue entrando lentamente en el mundo del sentido, pues una creación espontánea ni siquiera es pensable Ahora bien, esta observación es, sin duda, importante, porque ese cambio radical no tiene contrapartida en el dominio del conocimiento, el cual se elabora lenta y progresivamente. Y una creación progresiva reposa en la repetición y reelaboración de lo ya sabido. En el caso del lenguaje, el sujeto debería actualizar lo que ignora. Lo cierto es que nunca se conoce el origen de nada. Dejando, pues, de lado la cuestión de los orígenes, pensemos en sincronía, durante algunos minutos, en la naturaleza del sentido, en su emergencia y en las formas de su articulación.

Naturaleza del sentido

El sentido es ante todo una dirección. Y así, hablamos de una avenida de doble sentido, de una calle de un solo sentido, del sentido de la vida, etc. Decir que “algo” tiene sentido es lo mismo que decir que tiende hacia alguna meta. Esa “tensión” y esa “dirección” son constitutivas del sentido. La condición mínima para que una “cosa” cualquiera produzca un efecto de sentido es que se halle sometida a una intencionalidad de la cual recibe su orientación.

son efectos de sentido producidos por el texto, y no cualidades ontológicas de las cosas.
Para llegar a su plena articulación, la significación sigue un recorrido inmanente a lo largo del discurso. Ese recorrido hipotético-deductivo es meramente teórico, y nada tiene que ver con el proceso psíquico que tiene lugar en las mentes del autor y del lector, oyente o espectador. Este último recorrido, si se quiere, es un recorrido genético; el primero es un recorrido generativo.
El recorrido generativo de la significación va de los elementos más simples a los más complejos, de los más abstractos a los más concretos, de los más profundos a los más superficiales. Y, para recorrerlo, necesita una instancia de discurso.
La instancia de discurso
La instancia de discurso designa “el conjunto de operaciones, de operadores y de parámetros que organizan y controlan el discurso. El acto es primero, y los componentes de la instancia son segundos, puesto que emergen del acto mismo.


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